Panamá enfrenta una profunda crisis educativa al cierre del año escolar, marcada por las secuelas de la pandemia de COVID-19 y una prolongada huelga docente.

Según la especialista en educación Nivia Rossana Castrellón, el país ha perdido más de 500 días de clases en los últimos seis años, lo que ha generado un rezago significativo en materias clave como matemáticas, español y ciencias.

Uno de los desafíos más urgentes es que los mismos docentes que participaron en la huelga ahora deben recuperar el tiempo perdido con sus estudiantes, en un ambiente cargado de incertidumbre y presión. Castrellón advierte que los alumnos de último año presentan niveles de conocimiento equivalentes al sexto grado en países desarrollados, según estudios internacionales como PISA.

A esta situación se suma un dato alarmante: 120,000 jóvenes están actualmente fuera del sistema educativo, lo que representa un grave problema social y económico. Esta exclusión limita sus oportunidades de empleo y desarrollo, y contribuye al crecimiento de los llamados “ninis” (jóvenes que ni estudian ni trabajan), con 1,000 nuevos casos cada mes.

Ante este panorama, Castrellón propone implementar una evaluación nacional censal por escuela, que permita diagnosticar con precisión las deficiencias y orientar mejor las políticas públicas. Además, insiste en que el Estado debe actuar de forma inmediata para reinsertar a los jóvenes excluidos, utilizando los datos del censo 2023 y del Tribunal Electoral como herramientas clave para la intervención.

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