En un inusual y contundente pronunciamiento, el rey Felipe VI de España ha denunciado la “insoportable” crisis humanitaria en la Franja de Gaza. Durante un viaje oficial a Egipto, el monarca expresó su profunda consternación por “el sufrimiento indecible de cientos de miles de inocentes”, señalando que la devastación en el territorio ha alcanzado niveles sin precedentes. Esta declaración marca una rara ocasión en la que el jefe de Estado español toma una posición pública tan explícita en un asunto de política exterior, un rol que la Casa Real suele ejercer con neutralidad.
Las palabras de Felipe VI llegan en un contexto de intensa fricción diplomática entre España e Israel. La relación entre ambos países se ha deteriorado significativamente desde que el gobierno del presidente Pedro Sánchez, junto a Irlanda y Noruega, reconoció oficialmente al Estado palestino en mayo de 2024. Este gesto, ampliamente criticado por Tel Aviv, ha dejado a Israel sin un embajador en Madrid desde entonces, reflejando el enfriamiento de los lazos bilaterales.
La situación se agravó recientemente tras la interrupción de la Vuelta Ciclista a España en Madrid. Más de 100,000 manifestantes propalestinos irrumpieron en el recorrido, forzando la cancelación de la etapa. Lejos de condenar la protesta, el presidente Sánchez elogió la movilización y sugirió excluir a Israel de competiciones internacionales, una postura que ha intensificado la tensión. Además, el gobierno español ha tomado medidas como llamar a consultas a su embajadora en Tel Aviv y anunciar la suspensión de la compraventa de armas con Israel, argumentando que busca “poner fin al genocidio en Gaza”.
La crisis actual tiene sus raíces en el ataque del 7 de octubre de 2023, cuando comandos de Hamás lanzaron una incursión en territorio israelí que resultó en la muerte de 1,219 personas, en su mayoría civiles. Desde entonces, la escalada del conflicto ha generado una crisis humanitaria que, según las palabras del propio rey, ha sumido a la región en un momento “convulso y trágico”. Las declaraciones de Felipe VI subrayan la creciente preocupación internacional y la postura cada vez más firme de España ante la situación.